La arquitectura es un generador de clima, actuando el edificio como una frontera que limita y diferencia los espacios dentro y fuera. La interacción positiva entre los 3 vértices que intervienen (clima, arquitectura y usuario) solo es posible si el proyecto hace un uso consciente, térmica y ambientalmente, de lo que el exterior puede aportar al interior. El objetivo es que la arquitectura esté bien concebida y aproveche adecuadamente todos los elementos del entorno (sol, cielo, aire, agua y suelo) que afectan a la sensación de bienestar térmico de la persona.
Para nosotros la arquitectura bioclimática no es una nueva tendencia o moda, sino la vuelta a principios y criterios ya olvidados pero básicos en la arquitectura popular, y su adaptación a las condiciones y medios actuales. Ambas arquitecturas, la bioclimática y la popular, se sustentan en tres pilares fundamentales: la captación de la energía, su acumulación y su distribución. Todos ellos son imprescindibles ya que, sin una correcta y efectiva acumulación no es posible aprovechar esa energía; y tampoco podremos aprovecharla debidamente si la energía captada por una parte concreta de la vivienda no es trasladada adecuadamente a todos los espacios.